viernes, 30 de mayo de 2008

El Guache_ Minería tradicional en Tadó

Minería de Guache, vista panorámica, esta mina como pocas utiliza un malacate, el cual les ayuda a sacar la tierra del plan (sitio en donde esta la veta)

Formas de construcción de la mina de guache, como vemos es de gran disposición de los palos, los cuales se seleccionan cuidadosamente dependiendo del sitio en donde van a ir ubicados.

Estos son algunos de los instrumentos que utilizan en la mina los mineros artesanales, lavan la tierra con las bateas y las vetadoras en el plan y van guardando el oro en un mate (tarrito utilizado para guardar el oro)

En el plan, trabajando o por lo menos intentando aprender a sacar el oro (no pude hacerlo con mucha destreza, pero lo intenté)


El guache es la forma de minería artesanal más tradicional de los campesinos afrodescendientes de Tadó; el guache es un hoyo hecho en la tierra como vemos en las imágenes en donde los palos sostienen las paredes del hoyo, al llegar a la veta (franja de tierra en donde se encuentra el oro, el cual tiene un color característico) los mineros la siguen, como dicen ellos: “hasta donde de” el oxígeno y la cantidad de oro que se encuentra en la veta.

Las formas tradicionales de organización minera les han servido a los mineros para generar los mecanismos de acción colectiva que se han desarrollado en el municipio, entre ellos se encuentran: El Convite, El Solomate, La Minga y La Mano cambiada; casi todos ya han desaparecido pero aún perdura el Convite que es la manera que más se utiliza para organizar la Cuadrilla (forma de organización en la mina), y en algunos casos para generar estrategias de trabajo comunitario.

Todas estas formas tradicionales de organización en la mina, los cargos de trabajo y los significados de cada uno de los mecanismos de trabajo pueden encontrarse en: "Organización tradicional de la minería artesanal en la comunidad de “La Unión” (Municipio de Tadó, Chocó) y su introducción en las nuevas dinámicas socioculturales y de desarrollo." éste es el trabajo de grado que presenté para optar al título de antropóloga.

Pido disculpas por las imágenes, las cuales fueron sacadas con una cámara "piñatera" en el año 2003.

lunes, 26 de mayo de 2008

Minería de retro a pequeña escala

Es indiscutible que con la dinámica de desarrollo se han generado muchas dinámicas en el municipio entre la que se encuentra las mismas formas de hacer minería, en este caso la minería de retro; ya que además de cambiar la economía, el acceso al territorio y el mismo ecosistema, ha permitido darle a las comunidades la oportunidad de pensarse a si mismas y de generar estrategias para la administración del territorio

Vista panorámica de una mina de retro en la comunidad de "La Unión - Charco Negro". A pesar de ser a pequeña escala, éste tipo de minería necesita gran terreno para su explotación.

Mineros descansando de una jornada de trabajo en un rancho improvisado

Una de las máquinas que se utilizan para lavar la tierra y sacar el oro

Mineros artesanales que utilizan el hoyo dejado por la retro para hacer minería de hoyadero con una motobomba. En la foto se ven tres mineros en las "balsas", pero en el fondo hay un minero que se sumerge en el hoyo y por medio de una manguera succiona la tierra hasta arriba en donde están los otros mineros recibiendo la tierra que luego es lavada.

Esta es una vista de el hoyo dejado por la minería de retro, las cuales se llenan de agua y quedan contaminadas con mercurio.

La actividad económica más importante de Tadó es la minería de oro, plata y platino, artesanal y en pequeña escala, la cual se realiza en todo el municipio. La minería artesanal es realizada por los campesinos afrodescendientes mientras la minería a pequeña escala es generalmente realizada por los llamados ”paisas” que son mineros del interior del país que tienen retroexcavadoras y alquilan los terrenos a los campesinos a cierto porcentaje del valor total de lo explotado; pero involucran a los campesinos en el manejo de las máquinas y en el lavado de la tierra. A pesar de que este tipo de minería es muy practicada en el municipio por algunos dueños de terrenos, la gran mayoría ha optado por la minería artesanal, según los mismos campesinos “porque es mejor un poquito cada día y no todo de una vez, el oro se acaba y nuestros hijos también deben tener de lo que nosotros tengamos, pero si metemos maquina al terreno todo se acaba porque no nos queda ni para el cultivo”.

Esta es una de las dificultades de la minería de retro, la cual deja el terreno en condiciones que no permiten el cultivo; en la actualidad se desarrollan proyectos para tratar de renovar los terrenos con el fin de que los campesinos que ya han alquilado sus tierras para que los exploten, puedan tener en el futuro terreno para el cultivo, ya que la tierra luego de la explotación con retro queda “voltiada”, en términos de los campesinos, o más claramente, queda todo revuelto y las piedras quedan en la parte superior, ya que para sacar el oro la tierra se lava y no quedan sino piedras y hoyos grandes que luego de llover se llenan de agua y como no tienen sumideros se convierten en focos para el mosquito del paludismo.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Vía Panamericana_ Gestora de Dinámicas Culturales

Vía panamericana_"Playa de oro"_2007

Vía Panamericana_Tadó, Barrio "San Antonio"_2003

Vía Panamericana_Tadó, Barrio "San Antonio"_2003

Vía Panamericana_Tadó, Barrio "San Antonio"_2003

Al igual que en todas las comunidades de minorías étnicas, Tadó ha sido permeado por políticas nacionales e internacionales. En los años 80’s con la idea de desarrollo, el cual se veía manifiesto en proyectos de infraestructura, el gobierno construyó la Vía Panamericana con el objetivo de comunicar a los dos puertos más importantes de Colombia: Buenaventura y Cartagena, que además nos permitió acceder a zonas poco conocidas de una manera más rápida y cómoda.

En Tadó la Vía Panamericana cambió radicalmente las condiciones de acceso a los territorios, las condiciones económicas y sociales, las prácticas culturales y políticas, etc. Ello debido a un proceso globalizador que pretendía “mejorar las condiciones de los colombianos”.

A pesar de ello, muchas garantías ofrecidas a las comunidades no se cumplieron y los campesinos afrodescendientes de Tadó decidieron hacer el paro de la Vía Panamericana a la altura de “Playa de Oro”, exigiendo puesto de salud, escuela, canchas de fútbol, etc.; paro que en la actualidad se recuerda como uno de los movimientos de acción colectiva más importante desarrollado por los campesinos afrodescendientes en aquella época.

A partir de este paro se empezaron a gestar movimientos sociales que en el momento ha dado pie a lo que hoy llamamos Consejos Comunitarios avalados legalmente por la “Ley 70 de 1993”, la cual da total autonomía al territorio ancestral a las comunidades negras de Colombia.

En Tadó el Consejo Comunitario Mayor se llama ASOCASAN sigla que surgió en aquella primera acción colectiva de paro en la “Vía Panamericana” y que significa Asociación Campesina del Alto San Juan. En este momento ASOCASAN es la máxima autoridad en el municipio en el manejo de la sociedad, la cultura y la intervención al territorio.

Pd: las últimas 3 imágenes fueron tomadas en el 2003 con cámara piñatera, espero perdonen la calidad de la imagen.

domingo, 18 de mayo de 2008

Un cementerio de vida

Una cruz solitaria

El florero o las flores...

¿Cuantas son...?

Una mirada desde mi última morada

El cementerio de Tadó es un lugar hermoso, no por lo que significa la muerte como tal, no me gusta la muerte; sino porque la selva al rededor pretende robarse este pedazo de tierra y hace como si no existiera.

Al ver las fotos podemos ver que la naturaleza y la muerte están en guerra constante, las tumbas están llenas de matas que crecen, fecundan y logran invadirlas de las que luego poco a poco se olvidan.


viernes, 16 de mayo de 2008

Los colores de Tadó

El día de hoy quiero mostrarles unas fotos tomadas en el municipio de Tadó, imágenes coloridas que dan cuenta de la verdadera alma del ser chocoano.

Plaza de mercado

Negocio en plaza principal

Atarraya al sol

Fachada en ruinas

Por las calles de Tadó

Entre dos casas.

Espero que con estos antojitos visuales se animen a visitar Tadó, al fin y al cavo es la función que cumple éste blog, tratar de convencerlos para que visiten este tesoro escondido de Colombia.

martes, 13 de mayo de 2008

El Río Manungará: mi transporte

Campesino_Río Manungará, 2007

Según los registros etnográficos, se puede asegurar que desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad, las fuentes de agua además de favorecer la consecución del sustento diario, se convierten en vías de comunicación a través de las que se mueven lugareños, se configuran poblados y se transportan recursos extractivos (maderas, comercio y oro).

De esta manera uno de los factores geográficos más importantes de las comunidades del Chocó son las afluencias aluviales, debido a que es precisamente en ellas donde se practican las actividades económicas como la minería y la pesca. Pero además de permitirles el desplazamiento entre municipios y veredas, les permite el transporte de alimentos y también el desplazamiento a sitios de diversión, de manera que los problemas que se generan en torno a los ríos son problemas que se trasladan a la sociedad y a la cultura, como en el caso de la contaminación por químicos residuos de la minería, pues en este caso la gente no puede acceder a ellos para hacer las actividades de minería, la pesca, regar los sembrados o simplemente para la diversión.

Son tan importantes en las comunidades del Chocó que muchas de ellas toman sus nombre por los ríos que pasan cerca, es el caso de ésta comunidad que tenemos en la foto, se llama Manungará, toma su nombre por el río que vemos y es de vital importancia para la economía de ésta. Éste campesino va en su canoa hasta una comunidad vecina a llevar el mercado a su familia, el cual fue comprado en el pueblo de Tadó.


sábado, 10 de mayo de 2008

El tiempo no es oro

Cuando fui por primera vez a Tadó en el marco de investigación del proyecto con el cual desarrollé mi trabajo de grado en Antropología, me impresionó y gustó mucho el manejo que se le da al tiempo, el cual no es el mismo desde la concepción de la gente del interior del país.

El siguiente relato el cual fue escrito en el 2003 cuando llegué al muncipio puede dar una idea de ello, espero que les guste.

Soraya, niña de la comunidad de "El Carmelo". 2007

Para estar en el Chocó, esa selva húmeda tropical de la cual somos dueños y a la cual en ocasiones la vemos como una pequeña estampa de calidad de exportación más por su exoticidad de las cosas raras que nos puede ofrecer que porque en realidad sepamos algo de ella; no fue suficiente con mirar por la ventana de la avioneta con rumbo a Condoto y ver como los paisajes cambiaban de un lugar a otro hasta llegar a ver como la selva se tragaba ávidamente las abundantes y torrentes aguas que salían de las cumbres más altas, como vomitadas por la tierra para luego ser tragadas o aspiradas por aquella abundante e insaciable selva que me decía que había llegado al Chocó.

No sin más, tampoco fue suficiente al bajarme de aquella avioneta, ya con los oídos partidos del dolor por la presión que nos ofrecen las alturas, y ver a aquellas personas características de las zonas húmedas, sus pieles oscuras, su característico olor y más aún su acento que me transportaban a sueños infantiles llenos de romanticismo y de una profunda tristeza. El bochornosos calor, el olor, los sonidos, la selva en sí, todo ello formando un conglomerado tan colorido y atractivo pero al cual me era imposible involucrarme. No sentía aquello que sentimos cuando vamos a otro lugar y nos asienta en esa realidad.

Luego de tomar el carro para Istmina, las carreteras sin pavimentar en su mayoría, me recordaron mi niñez cuando bajaba con mi hermanita en chiva desde mi vereda hasta la escuela de niñas de mi pueblo.

Entre charlas con las personas que compartíamos el carro, nos fuimos entrando en nuestro trabajo y así fui asumiendo mi papel, todavía chueco, de “investigadora del proyecto”, pero no lograba todavía involucrarme en aquel ambiente tan desconocido.Nuestro destino llegó pronto, nuestro cronograma estaba diseñado para ser desarrollado a partir de las 2:00 p.m., siendo ya las 12:00m teníamos el tiempo justo para llegar 1:30 minutos después y prepararnos para empezar nuestro trabajo. Una persona encargada de “promocionar” la salida de los carros hacia Tadó nos hizo más fácil la búsqueda del transporte. Nos montamos al carro correspondiente. El tiempo pasaba, corría, y cada vez más continuas eran las miradas hacia el reloj que marcaban el paso del tiempo, el cual, acompasado por los pasos de la gente en la calle y el timbre de la voz de algunos que pasaban junto a nosotros, conformaban entre todos un canto bullicioso pero lento.

El conductor prende el motor, 12:30, tiempo de salir, nuestras caras (la de la investigadora del proyecto y mia) se iluminaron para recibir el camino que nos conduciría a aquel municipio. Mientras el carro iba saliendo y recogiendo gente en el camino, nos preparamos de la manera más cómoda posible, disposición de viaje; sin embargo la tensión ya se vislumbraba en nuestros movimientos. El conductor, contrario a lo que pensamos, no siguió el camino de salida del pueblo, dió una vuelta a lo que podríamos llamar la manzana (sin serlo) y parqueó en el mismo sitio donde se encontraba antes, apagó motor y se bajó tranquilamente del carro, pero ahora fue peor, el chofer se perdió entre la multitud.

Fue precisamente en ese momento cuando me di cuenta de mi inocencia y de una sola certeza: estaba en otro mundo muy diferente al que conocía. En este momento comencé a entender los ritmos de la gente al hablar, los olores y el ritmo al caminar de las señoras en el mercado que van pasando de un lado a otro arrastrando sus chanclas, sonriendo con todo el mundo y mirándo detenidamente y sin prisa lo que quieren llevar.

A pesar de ello no podía soltarme de mis modelos aprendidos sobre el mundo citadino y más ahora que nos sentíamos preocupadas por no llegar a tiempo. No recuerdo cuanto tiempo pasó, me dedique a ver pasar la gente y a mirar lo que compraban y vendían en la calle, debió haber sido bastante porque cuando el conductor se montó de nuevo al carro y vi la cara de mi compañera estaba un poco descompuesta. El carro de nuevo en marcha, aunque en este momento me preocupaba si salía o no de este municipio lo más rápido posible, no podía dejar de fijarme en los rostros de la gente, sus cuerpos, la piel, el ritmo al andar; se volvió algo interesante en lugar de distractor.

Una cuadra más adelante una señora que iba en el carro hizo parar el carro con un suave pero enérgico: ¡Pare!

Y ahora que? - pensé.

- Pregunte cuanto vale esa heladera - le dice la señora al ayudante del carro. Este sin ningún miramiento se baja y responde a las peticiones de la señora.

La gente del carro no hace ninguna objeción, la cual era esperada por nosotras quienes no concebíamos que hasta ese momento se le viniera a ocurrir comprar la heladera, pues ya llevábamos cerca de una hora sentadas en el carro. Parecía normal para todo el mundo, lo que daba a la vez el derecho a cualquiera y en cualquier otro lugar de hacer lo mismo.

De vuelta el ayudante le responde:

- 5000 pesos

La señora se queda mirándola como calculando la capacidad interna de la heladera, diciendo

- No, esa está muy cara, ¿y la otra?.

El joven regresa de nuevo al almacén, pregunta y se devuelve con un $3500 como respuesta.

Le entrega un billete de $5000 acompañado de un ¡comprala pues!

Un minuto más tarde estabamos de nuevo en marcha, con heladera en el techo, $1500 de devuelta, mi maleta de mis manos al suelo y mis pies buscando más espacio tal vez manifestando mi incursión en el tiempo del Chocó.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Mucho calor, mucha lluvia...

Minero y minera llegando a sus casas luego del trabajo.
Playa de Oro - Vía Panamericana

Si usted viaja al Chocó recuerde que es el sitio con más pluviosidad del mundo así que aunque sea temporada de verano lleve impermeable y si quiere visitar las minas recuerde llevar unas buenas botas. El clima entonces es muy húmedo y caluroso, lo cual a veces genera problemas de salud porque los huecos que han dejado las minas de retro luego se llenan de agua, se estancan y se convierten en foco seguro del zancudo que transmite el paludismo.

Recuerdo que el tema del paludismo me preocupó mucho, pero luego me di cuenta que ese temor habla en cierta manera de las ideas que se generan en nosotros de los sitios y situaciones como aquellas, los de la tropicalidad, que tienen que ver con nosotros y la construcción que hemos hecho de lo propio y a su vez de lo desconocido de donde están los otros, los afrocolombianos, a partir de un discurso de exclusión e inclusión, de un lado lo malsano, de otro los recursos. Por lo tanto, una dicotomía entre lo distinto y los que hay que obtener para abastecernos, para el desarrollo del país o para el desarrollo de las regiones o para ingresar a la economía internacional, lógica muy marcada en las empresas nacionales e internacionales que intentan llevar desarrollo a estas regiones, desconociendo su realidad local, cultural e identidad.

Estos mineros salen de su trabajo diario de bareque en una mina cercana de minería de retro en “Playa de Oro”, sus sombrillas son bien ingeniosas y me queda todavía la duda si logran taparlos o por lo menos evitar mojarse un poco más de lo que están, además cuando se sale de una mina siempre se sale empantanado y emparamado completamente, pues las tierras son muy húmedas y cuando uno entra a una mina de hoyadero (el tipo de minería artesanal más tradicional), las paredes brotan agua como si estuviera lloviendo.

¿Será que si se protegen alguito?

domingo, 4 de mayo de 2008

La Chocozuela: un bailadero sobre el San Juan

Estéticas del espacio. Casa vecina de la ya inexistente "Chocozuela"

Otra de las cosas que uno observa al viajar son las estéticas y la arquitectura, ésta casa es una muestra de la construcción de las casas en el Chocó, esta fue tomada en “Playa de oro”, y así como ésta la mayoría de las casas son construidas en madera, al igual que los negocios y bailaderos, no existe discriminación. Una vez nos invitaron a un baile, a la discoteca de la comunidad, recordemos que el baile y la música son motores de socialización muy importantes e indispensables en las comunidades afrodescendientes, puede decirse que la mayoría de las cosas gira en torno a la “parranda”. Aquel día me dispuse a salir a bailar, me imaginaba un sitio más o menos grande y creí que iba a ser una estructura en cemento, pero Oh sorpresa cuando me encuentro con una casita pequeñita que se movía de un lado para otro, se llamaba “La chocozuela”.

- Chocozuela? Y porque se llama así?.

- Es que la chocozuela es el huesito como de la rodilla de la res y es sabrosito…, sabrosito, y por eso se llama la chocozuela porque es sabrosita, muy rica.

En algún momento de la noche pregunté por un sonido algo fantasmal que se sentía constantemente y me dijeron: “Tranquila seño, eso es el río, que no ve que estamos sobre él?... vaya mire, de allá desa ventanita se ve”.

Me asomo yo y veo nada más y nada menos que el Rio San Juan a mis pies, y como la estructura era de madera tenía algunos roticos por donde mirar para abajo y me encuentro con que está parado en unos estacones propios de las construcciones en el Chocó. En fin, me dio sustico, sobretodo ese vaiven toda la noche, pero fue un momento maravilloso en aquel entonces (2003), la última vez que fuimos ya no existía, lástima me quedó gustando "La chocozuela".

viernes, 2 de mayo de 2008

Sancocho de Tripa ahumada

Venta de la Tripa ahumada

Una de las características más importantes de un sitio es su cultura culinaria y por eso uno de mis mayores placeres al viajar es la comida tradicional la cual pruebo en cada sitio a donde voy, es muy importante para mi entrar en el juego del paladar de los comensales de los sitios que visito, no es de mas en el Chocó.

Algo que nunca había visto en ningún sitio a donde había ido, y que desde el día que lo probé quedé como su mayor seguidora y que me gusta bastante es un platillo tradicional de Tadó llamado “Sancocho de tripa ahumada”; yo había escuchado del sancocho de pescao, pollo, gallina, negro, tres carnes, res, hueso, etc..., pero de tripa… nunca, y cual fue mi sorpresa al encontrarme con este platillo que además para mi gusto es bien rico y exótico.

Pero no todos en el pueblo hacen las tripas, nos contaban que una señora en el pueblo se encargaba de hacer estas tripas las cuales luego de sacarlas del animal, las lavan, ahuman por uno o dos días sobre el fogón de leña y luego las venden en las calles, trabajo que a veces realizan los niños de la familia. Mucha gente del pueblo las compra para el almuerzo y hacen un delicioso sancocho con otras exquisiteces de la región como el cilantro salvaje, el cual también es delicioso.

jueves, 1 de mayo de 2008

Mi muñeca de trapo

"Playa de Oro", es una acogedora vereda, lleva este nombre porque los españoles en su búsqueda del dorado creían que allí las playas estaban llenas de oro, lo que no se dieron cuenta era que tenían tesoros más grandes que el mismo oro que estaban buscando, la alegría de la gente, su cadencia, tranquilidad y hospitalidad hacen de "Playa de Oro" uno de los mejores lugares para vivir.

Niños de "Playa de Oro", comunidad del municipio de Tadó

Cuando era niña mi papá viajaba mucho por su trabajo y llegaba cada 8 o 15 días a la casa, así que las ansias cada vez que sabíamos que iva a llegar no nos dejaban dormir. Uno recuerda cosas extrañas y más aun de cuando está tan pequeño (4 o 5 años), así que lo que estoy contando, no sé con certeza, si en realidad es un recuerdo o hace parte de una construcción de situaciones de mi imaginación infantil de aquella época. Sin embargo, es una escena tan real, que estuvo en mi cabeza al realizar este relato, que dudo mucho sea una reelaboración ficticia.

Mi papá llegó como lo había dicho y mientras comía le dijo a mi mamá que le alcanzara el bolso porque nos traía algo de regalo, así, sacó del interior tres bolsitas, que luego de mirar el contenido, las repartió entre nosotras, una para cada una;
al abrir la bolsa encontré un amasijo dorado, tejido a propósito… ¡con tanto enredajo!. Mientras mi mamá me ponía aquellos pequeños amasijos en las orejas me explicó que eran aretes de filigrana, y que la filigrana era como un hilo de oro con el que hacían joyas y que eso lo hacían en el Chocó, que era de donde venía de trabajar mi papá en aquella ocasión. Luego, mi padre se sentó en el suelo con nosotras y trató de dar respuesta a mis preguntas, las de una niña de cuatro años con su hermanita de dos años, sobre que era el Chocó.

"...es un sitio grande, lleno de árboles más de los que hay en Támesis (pueblo del suroeste antioqueño en donde pasábamos las vacaciones), está lleno de maleza como la huerta del abuelito, hace mucho calor como cuando vamos a piscina a Comfama de Girardota, llueve todo el día y la gente es negrita, negrita como la muñeca de trapo que te regalamos Verónica, pero es muy pobre y como son tan pobres los niños no tienen ropa." Imagínense mi imagen del Chocó a ésta edad: pegotudo, acalorado, lleno de maleza que pica, con gente negra y mojada, como mi muñeca de trapo pero sin el delantal que ella tenía.

Con el tiempo, la imagen del Chocó ha cambiado más que un poco a aquella primera caricatura sobre él y me han permitido acercarme de una manera mas real por medio de mi trabajo y mis viajes realizados al municipio de Tadó.